
LA CARTA EN LA BOTELLA

Lo recuerdo como si fuera ayer… amado mío, tú zarpaste del puerto del Callao, hace 40 años, te despediste de mí, desde aquel barco llamado «Felipe»; pues tú trabajabas haciendo mantenimiento a la caldera de la embarcación, que se encargaba de llevar ganado hasta el puerto de Buenaventura, en Colombia. ¡Había tanta juventud en nuestras vidas! y yo te adoraba, como recién casada que era, y me sentía tan unida a ti y enamorada, que todo podía imaginar, menos perderte.
Recuerdo que esperé con ansias que transcurriera aquella semana…y luego llamé a la capitanía del puerto del Callao, para tratar de tener noticias tuyas; pues ya anhelaba tu regreso. Pero aquellas voces en el teléfono me dieron de pronto la triste noticia: Habían perdido contacto con el «Felipe»…pasaron dos días más, y yo con un hilo de esperanza, al que me aferraba delirante y angustiada, fui al puerto, para averiguar si ya habían noticias de tu retorno. Pero aquellos hombres esquivando la mirada, me dijeron con tristeza, que ya tenían la seguridad de que el barco «Felipe» había naufragado en aguas colombianas.

No quise oir más…quedé paralizada sintiendo como el viento marino azotaba mis cabellos, mientras mis lágrimas bañaban mi faz. Había tejido un hermoso cojín a crochet para nuestro lecho de ternuras; pero tú ya nunca lo verías…Tenía en la gaveta de nuestra mesita de noche el resultado de mi prueba de embarazo: «Positivo»…nuestro primer vástago venía en camino, y yo quería deslumbrarte con la feliz noticia. Y nunca lo supiste, amor mío.
Hoy llego cargada de años, del brazo de nuestro único hijo, a orillas de este mar implacable, que me quitó la dicha; y lanzo esta botella a las frías aguas, con la inocente ilusión de que tú, allá donde te encuentres, recibas estas mis letras en memoria de lo que fue y será nuestro eterno amor.

De mi poemario:
«Secretos de mi alma»
(Prosa inspirada en la imagen, …. no es nada personal)
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