
MI NIÑA, CORAZÓN DE DIOS
(Dueto entre las poetisas Ligia Rafaela e Ingrid Zetterberg)
Eres dulzura al mirar, ternura al reír,
eres luz que alumbra mis días
cuando en tristeza me encuentro.
Tus manitas de porcelana suavizan
el camino que tengo que andar
cuando con cariño me aprietas
mis manos para ayudarme a seguir
el sendero que me trazó Dios.(L.R.)
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Nieta mía, esperanza en arrullo;
ilusión del alma mía
en cada atardecer.
Te miro mientras juegas
haciendo ruiditos
con tu boca tierna;
eres la flor
que nació de mi oración;
te esperé entre ovillos
de lana y crochet,
entre lágrimas te esperé…
y llegaste
desde un mundo de burbujas
a los brazos de la abuela. (I. Z.)
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Mi niña, corazón de oro, que ilusión
y que ternura siento al contemplar
tu rostro virginal, eres como un arco iris
que ilumina mis otoños y pones fuerza
a mi caminar para no caer en desilusión. (L.R.)
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Mi dulce avecilla,
contemplo mientras duermes,
lo sonrosado de tus mejillas
y te lleno de breves besos
cuidando tu sueño.
Eres la razón de mi alegría
en estos mis años viejos.(I. Z.)
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Mi nietecita de ojos vivaces, mi linda niña
que nos regaló el Creador, ponle esperanza
y anhelos a mi vida para no morir de pesar.
Dios te bendiga cielo mío, abres tus brazos
como un ave acurrucándome con dulzura y amor.(L.R.)
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Mi amada nietecita,
quiero verte crecer
como capullo radiante
y que me ofrezcas tu brazo
cuando ya en mi ancianidad
vacilen mis pasos.
Quiero tu voz de alondra
llenando el hogar.
Y que nunca me olvides
cuando me haya ido a la eternidad.(I. Z.)

Ingrid Zetterberg y Ligia Rafaela Gómez
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