
No te atrevas a usurpar mi puesto junto a sus ojos claros; esperpento del averno que oscureciste la luz de nuestro faro. Tu aliento fétido irrumpió empañando los cristales. No te aventures a cruzarte en nuestra ruta que se ha convertido en páramo. Allí la ventisca helada te roerá los huesos y el alma. No te atrevas a usurpar mi esencia junto a su nombre, no des un paso más... no sea que mi venganza te desarme. INGRID ZETTERBERG De mi poemario "Fragancia espiritual" Derechos reservados Safe Creative Cta. 1006080193112