LA FLOR ENVENENADA
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Tengo el corazón herido
con una flor que me desangra;
margarita o crisantemo
de mi dolor postrero…
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Versos que fugan
sin decir nada,
se ahogan en mi recuerdo.
Un cielo abierto
que no quiere volver.
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Tu voz amargando
mis años viejos
como pétalo amarillo
lanzado cual daga
en mi pecho herido…
¡mis manos no pueden
contener tanta aflicción!
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Palabras tuyas
cinceladas en mi alma
como fuego que arrasa
toda mi ilusión.
No leeré más tus letras,
con crueldad que dañan
mi sensibilidad.
Te ahuyento de mi vida
como a un cuervo que lastima;
como a flor envenenada
que enluta mi jardín.
De mi poemario
«Fragancia espiritual»
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Derechos reservados
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Siembra de amor 
Dolor supremo cuando nos rompen el corazón en mil pedazos. Sólo queda unirlos cuando las heridas cicatricen. Me gustó tu poema. Saludos.
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Gracias Macalder por recorrer mis versos y apreciarlos. Recibe mi saludo.
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