NAVIDADES DE MI INFANCIA





Navidades del ayer
cuando mi niñez afloraba
entre luces de bengala
y la ilusión
que iba tejiendo mi madre,
guardando en secreto
una muñeca holandesa
para acurrucarla en mi sueño
antes de que amanezca.

Voces del pasado regresan,
navidades de paz
que arrullaron
mis castos anhelos;
yo tenía siete años
y cascabeles en el alma;
mientras flotaba en el hogar
un villancico
untado de emociones y añoranzas.

Blanco mantel
con dos velas fragantes
y la sonrisa de mi madre
alumbraban mi humilde estancia.
Chocolate tibio
con puré de manzana
entre petardos y algarabía
eran las navidades de mi infancia.

Hoy han callado los ecos
de aquel blanco recuerdo,
y ya no existe de aquellos lejanos tiempos
ni el precario nacimiento,
donde con afán e inocencia
escondía alguna carta, expresando mis deseos.

Se apagaron para siempre
las luces de la esperanza
que encendían las ventanas navideñas
y coloreaban mi antigua casa.
Los pasos de mi madre
partieron por la senda eterna,
y ya no habrán navidades como esas
porque el tiempo de la niñez
ya no regresa.

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Por los bosques del silencio"

Derechos reservados
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¡CUÁN HERMOSA ERES!

Esfera blanca, inmortal;
entre los astros eres selecta,
amorosa como madre
acunas el corazón de los poetas.
Acompañas nuestros pasos
en noches como esta,
en que el mundo llora
y se lamenta
por tantas vidas
que ya moran en la ausencia.

Luna con visos dorados
entre el ocaso y las tinieblas
¡cuán hermosa eres!
Destilas amor y eres perfecta.
Los amantes contigo se alumbran
y también mis poemas.
Vestida vas de plata
y otras veces de blanco perla.
Y en esta hora de misterios,
¿qué más puedo decirle a tu belleza?

INGRID ZETTERBERG 

De mi poemario
"Amaneciendo entre lirios"

Derechos reservados
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