SÓLO TÚ

Te adoro,
sólo tus abrazos
me alimentan.

Sólo tú tienes
para mi soledad,
palabras que entibias en tu alma;
que se desgranan
como perlas blancas
por los rincones
de mi estancia.

Sólo a ti
te fue encomendado
protegerme...
sacarme de oscuros pozos
donde a veces mi alma se sumerge.
Sólo tú posees
la llave secreta
de mis antojos.
Sólo tú me conoces
hasta lo más hondo.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado
Camilo Sesto

De mi poemario
"Tu alma y la mía"

Derechos reservados
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TU ESPÍRITU INMENSO

Llevabas el olor de la muerte
en aquel abrigo negro
una tarde
en que ofrecías drogas
a jóvenes incautas como tú.

¿Qué será de tu alma pequeña?

Apenas 18 años en tu piel
y las balas hicieron de ti
carne de gusanos.

¡Ay aquella noche!
jovencita de las esquinas sombrías;
la olvidada de tu madre...
paseabas sin rumbo
del brazo de un mal viviente
y te sorprendió
una ráfaga de odio.

Pequeña flor de luto,
ya tu mirada de infinita tristeza,
no roza mis umbrales.

Pálida cual una vela consumida,
reposabas tras los cristales
del oscuro recinto
porque arrancaron tu joven vida.

Niña desolada
hoy te he sentido rodeándome.

Niña olvidada
de aquel barrio de hambre
hoy tuve una visión
de tu espíritu inmenso.

Tu rostro apacible, sonriendo...
agradecías mi oración;
vestías un traje gris
y suavemente, cual brisa de estío,
me tocaste.
No hubo en mí ningún temor;
no fue algún desvarío.
Fue real.
Fue tu alma noble
que me decía que para ti
ya todo estaba en paz.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a Cristina
(Una joven que murió asesinada injustamente)

De mi poemario
"Secretos de mi alma"

Derechos reservados
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PREGUNTAS A MI PADRE

(Aquí estoy con mi papá en el año 1,952)
Ayer 20 de Junio se celebró en Perú el día del padre.
Padre,
¿cuándo fue
la última vez
que me despidieron
tus ojos?

Fue entre una esquina,
y un sol
de media tarde,
ahogándose.

Tus tiernas miradas
amansaban las sombras
que reinaban
en mi alma.

Si te pierdo padre,
¿dónde irá a parar
esta tristeza?
¿En qué oculto callejón
de quebradas losetas,
iré a llorar tu ausencia?
¿Ante qué cerradas puertas?

Es que tus pasos
se han dormido,
y tu abrazo
se detuvo en el inicio
de la nada.

Padre,
¿quién descartó
tu temprana risa
de mis antiguas
lágrimas?

No lo sé.
Hoy sólo yacen
en los escombros
de mi pena,
los geranios rosados
de tu vieja maceta.

Y al pie
de tu enlutada reja,
tus canciones silentes,
y tu relámpago de amor
en notas apagadas.

Padre,
no te vayas,
aún nos queda
una ventana,
grande, iluminada.

Aún tu voz
se acallará
como llanto de niño,
después de elevar
desde las fibras de tu ser
una tonada.

Y para festejar
como siempre
tomaremos un café.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado papá
en el año 2,009

De mi poemario
"Los girasoles eternos"

Derechos reservados
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CARITA SUCIA

Pequeño mío,
carita sucia de arrabal,
¿quién transformó tu inocencia
en hambre y oscuridad?

Dime, niño de los escombros,
de las casas de tierra y paja,
¿quién despojó de ti la sonrisa
y puso ese peso en tus hombros?

Hace tiempo que te veo
cargando leña
por las calles del pueblo
encorvando tu espalda pequeña.

Niño frágil,
huérfano de madre y de pan
¿cuántos días ruines has pasado
sin abrigo ni hogar?

Invierno sin ilusiones...
pies helados de orfandad,
ropas raídas al viento
llevan tu cuerpecito en soledad.

Quizás en tu mano extendida
más que unas monedas
es amor lo que mendigas
pequeño del arrabal.

INGRID ZETTERBERG

Derechos reservados
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EL DUENDE

Me encuentro caminando por una calle silenciosa y oscura. Voy abstraída en mis pensamientos, y de pronto escucho algo así como un silbido agudo y prolongado. A lo lejos hay un farol encendido, y siento que la curiosidad me atrae hacia aquella esquina, junto a la cual hay un frondoso árbol; al acercarme el ambiente se torna helado, (muy extraño por ser verano), esto me infunde temor; y de pronto alcanzo a vislumbrar una pequeña silueta que estaba escondida detrás del árbol.

Al principio creo que se trata de un niño, pero al instante descarto este pensamiento, ...¡No!...me digo a mi misma, ¿un niño solo en la calle, y a estas altas horas de la noche? ¡Imposible! Al instante puedo ver su figura, está enteramente vestido de rojo, pero lo más impactante es su rostro avejentado y macabro. Enseguida me doy cuenta que se trata de un duende, y me invade una oleada de pavor. Una voz interior me dice: ¡Aléjate y no lo toques! ¡es un demonio! ¡huye! 
Entonces salgo velozmente, y cruzo un parque, pero mientras huyo, vuelvo la mirada hacia aquella espantosa criatura, y veo con sorpresa que de aquel árbol cae polvo dorado en abundancia, y ya el duende ha desaparecido.

Tiempo después me entero por medio de los vecinos, que ese parque era llamado: "El parque de los duendes", y que años antes habían sucedido en torno a esa esquina, cosas muy lúgubres; incluso en una ocasión encontraron allí el cadáver de una joven, que extrañamente tenía todo el cuerpo cubierto por un polvo dorado. Entonces comprendo que aquella noche la divina Providencia me había librado de una muerte segura.

INGRID ZETTERBERG

Relato breve

De mi poemario
"Jardines de antaño"

Derechos reservados
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NO QUIERO VIVIR SIN TU VIDA

Hija amada,
deja tu puerta entornada
para sentir tu fragancia
que quedó flotando
en el silencio.

Hay sólo una oscuridad
inmensa
en tu recámara
donde tu risa se esconde
por los rincones olvidados
que no palpan tus manos.

Tu lamparita
es sólo un recuerdo apagado
en la noche más amarga
donde tu voz no me llama.

La ternura de tus alhajeros
pintados con arte y tesón,
ahí yacen polvorientos,
y tu alcancía dibujada
con lo poco que quedaba
de tu alma de niña,
me desgarra el sentimiento.

No quiero vivir
sin tu vida,
no quiero luchar más,
ni infundirme
fuerzas que no existen
en mis días más aciagos,
donde faltan tus pasos
y abunda tu ausencia.

Tu habitación en penumbras
emana tristeza.
Hay dolor
aún en las cortinas
que cubren tu ventana,
testigo de los años
celestes
de tu tierna juventud.

Hija amada,
regresa de tus sueños
de grandeza,
que han alejado tus pasos
de la casa materna.
Regresa al amor de mamá,
que te espera
con la sonrisa desbordada
de esperanza y buenas nuevas.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada hija Stephanie
en el tiempo en que se mudó a vivir
lejos de mí. 

De mi poemario
"Por el valle de los aromas"

Derechos reservados
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PALABRA EXTRAÑA

¿De qué paz se habla hoy?
¿Qué extraña palabra
asoma en los labios
del poeta?

El viento sopla
llevándose años de esperanza;
sin clemencia ni perdones
y los rostros crispados
de amargura y lágrimas
van poblando las naciones.

Es la vida que va corriendo
impetuosa como el viento,
que se lleva y arrastra
los años perdidos
en frustrados intentos
de una paz que nunca nos abraza.

Y la noche se extiende
como turbio río,
como un llanto en la oscuridad.

¿De qué paz me hablan hermanos,
mientras el feminicidio avanza
y miles de niños 
son abortados?

Hay dolor
en la tierra fatigada,
hay dolor
en esas piedras amargas
sobre lápidas blancas.

Y en las manos huérfanas
que están solas
cansadas de esperar.

La creación gime
y se retuerce
por la maldad del hombre
que ha subido hasta el alma
y de sangre no se sacia.

No, poetas amigos...
no me hablen de paz
que ya llevamos siglos
en esta espera letárgica;
y se hunde el planeta
con la mísera humanidad.

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Por los bosques del silencio"

Derechos reservados
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LO QUE SOMOS

Los poetas somos los luceros
de la tierra,
que vamos sembrando
nuestros apasionados versos
que como brasas queman,
o como blancos lirios
acarician una hora de tinieblas.

Los poetas vamos derramando
nuestras nostálgicas letras
que a veces hacen llorar
a las piedras,
y vamos por el mundo
sin gloria ni pena.

Los poetas somos los enviados
para obsequiar
pedazos de eternidad en cada boca,
y mendigar el refugio de un alma
que guarde nuestras estrofas.

Los poetas somos los cantores
que llevamos la alborada
a los más oscuros rincones;
y en silencio
vamos regalando música
donde antes habían dolores.

Somos los elegidos del sendero
para hacer soñar con nuestros versos
a aquel que está vacío de amores.

Somos los solitarios del destino,
que como aves blancas
conocemos el áureo camino
que conduce hacia la aurora.

INGRID ZETTERBERG

De mi Libro
"Por los bosques del silencio"

Derechos reservados
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¡DULCE PROTECTOR!

Allá te veré
entre azules flores
que el tiempo derramó.

Allá
donde no existen
más lágrimas,
donde nuestro amor casto
será probado en un crisol.

Porque nada hay más puro
que lo espiritual,
lo que nace de un capullo;
pacto de almas que jamás se quebró.

No volveré a sentir
este hondo vacío,
porque ya no habrá separación.

Amado,
abre tu pecho
para en él cobijar mi sien,
mira que ya va oscureciendo
y se acrecienta mi dolor.

Allá te veré
cuando acaben mis días
porque en la eternidad
tú serás mi bebida
y mi porción.

¡Oh mi dulce protector!

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado Camilo Sesto

De mi poemario
"Joyas de mi alma"

Derechos reservados
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EL MILAGRO

Como luciérnagas
vienen a iluminar mi noche.

En tropel como gigantes,
como luceros
del antiguo Belén.

Cual luchadoras invencibles
de un batallón armado;
vienen creciendo desde lejos,
se hacen grandes y numerosas,
destilando óleo fragante.

Poderosas como un ejército
invaden de pronto las palabras
mi desierto.

Y yo me entrego,
me rindo y me sumerjo
en ese torrente apacible,
que me cubre
de aguas y aromas.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a la poesía

De mi poemario
"La poesía es música"

Derechos reservados
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