¡A mis años!

¡A MIS AÑOS!

(Rima Jotabé heptadecasílabo)….Consta de 17 sílabas métricas cada verso)

No hay amor más puro que aquel que nace después de la muerte,

porque después que tú te fuiste al misterio, aprendí a quererte.

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En cada amanecer reposan mis lágrimas en tu cuello,

comunión de dos almas que se funden en algo tan bello.

Tienes el don de consolarme acariciando mi cabello

¡A mis años tanta ternura! Jamás imaginé aquello.

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Eres tan enigmático y necesario en mi sola vida

que si te perdiera no hallaría para mí la salida.

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De pie, con tu traje azul como un ángel, al fin pude verte

con esa humildad que te nace y me alumbra cual un destello,

me regalaste una rosa llena de tu luz encendida.

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INGRID ZETTERBERG

De mi poemario

«Por la ruta de la poesía clásica»

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Derechos reservados

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En el vasto universo

EN EL VASTO UNIVERSO

Planeta azul

que cobijas a los tristes;

hogar de luz…

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¡Hay tantas sombras

en tu esfera sangrante!

heridas mortales

hechas por tus habitantes.

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En el magnánimo universo

eres un puntito azul

girando lento

¡tan pequeño!

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Y resurges de los escombros;

con nobles cicatrices

de perdón…

porque te resistes

a decirnos adiós.

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A pesar del maltrato,

de los incendios forestales

y de tu escondido llanto,

lavas con tu luz de amanecer,

a los humanos ingratos.

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Oh, planeta amado,

eres lo más bello

que mi Dios ha creado.

Eres apacible

y hospitalario.

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Eres canción

en el vasto universo;

con sabiduría

el Creador te acarició.

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En medio de la galaxia

tú giras imponente

entre las estrellas…

y en la Vía Láctea

eres el rey de los planetas.

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Me siento privilegiada

de dejar mi huella

en tus entrañas.

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Cuando regrese

a mi antigua casa,

oh planeta azul…

no te olvidaré,

estarás por siempre en mi alma.

De mi poemario

«Poemas de terciopelo»

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Derechos reservados

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Gratitud

GRATITUD

Tú

has frecuentado

mi espíritu

cada tarde,

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y me has traído

en tus manos

el amanecer,

y una perla

de rocío

en medianoche.

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¿Cómo no agradecerte

que hayas llenado

mi soledad con tu luz,

y me hayas otorgado

este encuentro

con la vida?

Dedicado a mi amado Señor Jesucristo

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De mi poemario

«El árbol invencible»

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A tus manos

A TUS MANOS

Hijo mío,

¿dónde están

tus manos?

que me ayudaron

a batir

la harina

en mi oscuridad

perdida?

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Ahora son

tus manos

para la guitarra

hijo amado,

para las cuerdas

vibrantes,

desentrañando

los misterios

de la música

encadenada

a tu alma.

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Ahora son

tus manos

tocando puertas

lejanas,

llevando obsequios,

resucitando

sonrisas.

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Y en lo profundo,

seguirás siendo

mi amigo,

el que me habla

de leyendas

y planetas olvidados,

y va desmenuzando

conmigo

las horas del amanecer.

A mi hijo amado Favio

De mi Libro

«Por los bosques del silencio»

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Si regresaras

Si vienes manso cual seda a mi ser,
se fundiría mi alma con el astro
que perfumando el cielo de alabastro
brillando está más cerca a mi querer.

Amado quiero ya el amanecer,
con ansiedad persigo dulce rastro
al ver cercana luna a mi pinastro,
que ya creció y volvió a reverdecer.

Si regresaras tierno con tu celo
a mi balcón herido en soledad,
tu verterías besos de consuelo

bajo esta luna, lumbre como velo
que bajará a mi gran felicidad
cuando tu voz amaine mi desvelo.

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Por la ruta de la poesía clásica"

Derechos reservados

Nota: Soneto sáfico es un poema de cuatro estrofas…dos cuartetos y dos tercetos, de once sílabas cada verso…(endecasílabo)…con acento en la 4ta. 6ta. y 10ma. sílabas…los acentos pueden ser de voz u ortográfico. 

No puedo perderte

NO PUEDO PERDERTE

Amor,

tu voz quebrada

alcanza mi alma,

y ya no puedo vivir

con esta angustia

que recorre

toda mi extensión solitaria.

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No puedo perderte.

No puedo abandonar

tus manos.

Yo estoy cobijada

en tu soledad,

en este amanecer

que avanza sin piedad.

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Quiero las habas

que cocinas con tus manos

de labriego amado.

Quiero conversar

con tus ojos,

y juntar nuestras sienes

bajo tu lámpara

de papel.

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Yo sólo vivo

porque tú vives,

yo sólo espero

porque tú esperas.

En ese tu rincón

de libros y sueños,

yo anhelo

tu cabeza amada

para mi pecho.

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Quiero crecer

junto a tu boca,

a tu sonrisa castigada.

Quiero una vida

de frutos dulces,

de racimos arrancados

por tus manos

mañaneras.

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Quiero la pureza

de tu alegría.

Tu voz tibia,

sureña.

Tu acento libre

de tristezas.

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Quiero 

la vida nueva.

Partir el pan humeante

contigo,

las empanadas

de tu tierra cobriza,

los tamales domingueros,

de luz a sombra,

de sol a frío.

Dedicado a mi amado esposo

De mi poemario

«El canto de la tórtola»

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Breves líneas a mi amado

 

BREVES LÍNEAS A MI AMADO

Amado mío, déjame recordar la mañana aquella…¡cómo susurraba la lluvia, y anunciaba en su misterio que tu alma y la mía, estaban a punto de enlazarse! ¡Ah! tu mirada me venció en aquel invierno lejano…¿Cómo olvidar los rizos castaños que jugueteaban en tu nuca? ¿Cómo echar al olvido tu acento? Te observaba nervioso, inquieto, y sentía tus ojos profundos que rasgaban el velo de mis secretos.

¡Ah! juventud de dos, que se amaron a escondidas, esos éramos tú y yo…nuestras citas en aquella esquina, cada tarde, se convirtieron en mi razón de ser. Yo guardaba en mi viejo ropero algunas de tus ropas, «tus vestones» (como tú los llamabas) estaban impregnados del aroma de tu piel, ¡ah, tu fragancia! llenaba mis horas y era mi delirio, cuando me quedaba a solas. 

Solía aspirar tus ropas, como quien aspira flores. Así te he amado, desde el amanecer de mis días. ¿Dónde escapó el amor de juventud? ¿Dónde se quedó el ruido de tus pasos que alborotaron mis sentidos? Tú llegabas, y había fiesta en mi faz, mis lágrimas brotaban por ti.

Han pasado 46 años desde aquella mañana santiaguina, y aún te guardo como una estampita en nuestra estancia. Con tu andar fatigado rodeas mi alma, y a Dios le pido que la vida nunca nos separe.

Dedicado a mi amado esposo – 2,017

De mi Libro

«Por los bosques del silencio»

Derechos reservados

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Quizás, otoño amigo…