SIN PENA NI GLORIA

¡Cuánto sufre el poeta!
La vida se le va
en cada verso...
su alma oscila
entre letra y letra,
suspirando.

Y quiere dejar
su legado
como un puñado de pétalos,
para que el viento
lo recoja y golpee
cada puerta
o penetre
por las ventanas
de algún amargo silencio.

Y agoniza en anhelos
y a veces
no encuentra un alma
donde abrigar sus versos.
El poeta sufre
cuando nadie lo entiende
y no sabe porqué
le fue dado ese don.

Se llevará sus poemas
hacia el misterio;
sin pena ni gloria
cruzará el sendero
hacia lo desconocido,
lo eterno.

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Tu alma y la mía"

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